Nuestros mismos ojos, penetrantes, enigmáticos,
envolventes, con ese destello de falsa inocencia. Creces tan rápido que muy pronto conocerás su
poder. Los que me han convertido en lo que soy, la hija del gran hipnotizador,
una mujer caprichosa y hastiada de que nadie le rechiste. Todos se doblegan
a mi voluntad. Frustrada por no tener
frustraciones. No es culpa mía, son ellos, sus ojos. Los tuyos, los míos. Son
más fuertes que yo. Espero que tú los sepas vencer. No me mires así, por favor.
Concha García Ros
La herencia nos marca Concha. Muy original tu micro.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Sí, nos marca, no cabe duda, lo malo es escudarse en ella. Gracias por visitarme Nani. Un beso
ResponderEliminarMe encantó cómo lo has escrito. Es hipnótico y envolvente, muy acorde con el contenido. Y esa pregunta que subyace "¿Qué puede desear quien todo lo puede conseguir con una mirada?". Un abrazo
ResponderEliminarGracias David por tus amables palabras. Sería muy frustrante no tener retos, ¿verdad?
ResponderEliminarUn beso
Hola, Concha.
ResponderEliminarEs la leche esta hipnotizadora... Me ha gustado por lo original y por ese magnetismo que has ido hilando a lo largo de sus cien palabras.
Olé, guapa.
Un besazo.
Gracias Towanda, hay que llevar ojito, nunca mejor dicho, con esta hipnotizadora. Otro besazo para ti.
EliminarGracias Marga, me pasaré. Un saludo
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