sábado, 8 de noviembre de 2014

SEDUCCIÓN


Era más importante disfrutar, por eso no lo pensaba dos veces antes de lanzarles su sonrisa hipnótica. Lo demás era fácil, su mirada y sus palabras mantenían el hechizo. Luego, sin más, se  iba tragando su luz y las dejaba, apagadas ya, sin importarle el final. Él estaba por encima de eso. Había perdido la cuenta de la macabra colección.


Una noche más salió de caza y la encontró sola apoyada en la barra. No debió cebarse en tratar de conseguirlo; nada parecía funcionar con aquella chica pálida.  Fue tarde cuando comprendió el motivo. Ella, ávida, le mordió la yugular.
Concha García Ros

6 comentarios:

  1. Tendré cuidado con cruzar mi mirada con Ella en alguna de mis salidas nocturnas. Gracias por advertirlo.

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    1. Ay, ay, y ten cuidado con tu sonrisa hipnótica también...

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  2. Jajaja. Se lo tiene merecido. Muy buena versión del cazador cazado.
    Besicos

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  3. Al final siempre encontramos la horma de nuestro zapato. Buen micro, Conchi

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  4. Donde las dan... Me alegra que te haya gustado. Un abrazo

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