Ya en los primeros meses supimos que algo no iba
bien. Apenas sonreía y cuando lo hacía su gesto recordaba a una mueca mal
ensayada. Era huraña con nosotros y con su hermana. Sólo aceptaba a Sally, la
única muñeca que no arrojaba enfurecida. Fue creciendo e inventó un lenguaje
que sólo usaba con ella. La llevaba a todas partes y pasaba largos ratos
balanceándose abrazada a su cuerpo de trapo.
Desde hace dos años sólo quiere vestir de verde, como
ella. El doctor dice que el nuevo fármaco la ayudará, pero a mí me basta con
mirar sus ojos, lejanos e inexpresivos, como los de Sally, para saber que no
regresará del otro lado.
Concha García Ros
Relato ganador para la ilustración nº 8 (de Juan Ramón Fernández Puñal) del Proyecto "Cuenta que te cuenta hasta 150"
Precioso Conchi!! Enhorabuena!!
ResponderEliminarOhh qué bonito y qué triste a la vez. Enhorabuena, Conchi por el merecido premio. Mil besos.
ResponderEliminarDesolador, se me encoge el alma y me entristece el corazón, pero es realmente bueno.
ResponderEliminarUn saludo.
El cambio es la ley de la vida. Y aquellos que sólo miran al pasado o presente definitivamente perder el futuro.
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